
Hoy se celebra el Día Internacional de la Madre Tierra para generar conciencia entre las personas, si bien todos los días deberían ser el Día de la Madre Tierra.
La concienciación ambiental hoy en día va más allá de incitar a plantar árboles, a reciclar o a reducir la contaminación atmosférica. El intrincado desequilibrio y estado de alarma del planeta tiene raíz en prácticamente todas las acciones humanas llevadas a cabo desde hace algunas décadas.
Pero hoy no quería hablar de esto…
¿Sabes qué? Me fascinan las semillas (de hecho, si te fijas, aparece una en el logo de Alma e Terra).
Porque hasta el árbol más grande empezó por una semilla.
Porque por muy pequeña que sea una semilla, ésta contiene en su interior toda la información que necesita para germinar y desarrollarse como planta o árbol.
A una semilla nadie le enseña a nacer sino que contiene de manera innata toda la sabiduría que necesita.
Sin embargo, las semillas pueden estar en estado de letargo o hibernación hasta encontrar el momento más oportuno para “despertar”. Normalmente lo hacen desde la oscuridad y el silencio. Y justo cuando siente que la tierra está en condiciones favorables, salen de su letargo.
Pero las semillas no pueden controlar el estado de la tierra, ni las condiciones ambientales. Simplemente germinan cuando es su momento. Algunas necesitarán distintos requisitos como más luz o menos humedad o diferente temperatura pero una vez que germinan lo harán hacia arriba, con un propósito firme y sin perder conexión con su raíz, sorteando todo tipo de obstáculos y adversidades en el entorno.
Por si fuera poco, las semillas abandonan su lugar de confort en la planta madre para sortear períodos poco propicios para su establecimiento y reiniciar en un sitio seguro un nuevo ciclo de vida y perpetuarse (Amy R.Sykes)
W. Heydecker dice: «la semilla es el principio y el fin, simboliza la multiplicación y la dispersión, la continuación y la innovación, la sobrevivencia, la renovación y el renacimiento»
¿No te parecen fascinantes?
Pues todos somos semillas de la Madre Tierra.
Y en este momento en concreto, en este modo de vida “latente” en el que nos encontramos, la Tierra nos está dando una nueva oportunidad para conectar con nuestra sabiduría interior, para enraizar y sentar las bases sólidas de una nueva vida.
Y desde ahí, desde una nueva humanidad y una verdadera conexión con la Tierra, podremos seguir aportando semillas de consciencia para el cambio que necesitamos si queremos vivir de manera equilibrada en este planeta.
Y entonces ya no necesitaremos Días de la Tierra para recordarnos que solo tenemos un planeta donde vivir.
Alma e Terra. Sembrando futuro.
María
23 abril, 2020 at 9:36 pmEs un texto precioso! Gracias por inspirarnos tanto ❤️.